El sentido de las acciones tiene su configuración por su relación con el propósito que tienen; lo que quiere decir que una acción concluida (sea exitosa o no), pueden compararse con otras acciones basadas en normas de la sociedad o de uno mismo.
Me gustaría en principio dejar claro que estando completamente de acuerdo con Santo Tomás de Aquino, considero que la verdad es “La adecuación de la cosa y el entendimiento”, en donde el hombre puede conocer con verdad la realidad, existiendo una adecuación con intención entre el entendimiento y la realidad de la cosa.
Con lo anterior dejo claro que creo firmemente que hay verdad, una verdad que es la misma para todos, y con esto comienzo a explicar la relación entre la pedagogía y la verdad. Considero que la base de la pedagogía (no solo de ella, de todo), es tener como base unos primeros principios (los que menciona Aristóteles) en donde sí hay verdad y no dudamos de ella.
Teniendo esto como base, entonces puede hacerse pedagogía, ya que sin verdad no habría pedagogía; ¿Por que no habría pedagogía? No habría porque la pedagogía tiene la obligación de educar siempre en la verdad, si no de lo contrario sería mera manipulación, por lo que ya no se cumpliría el objetivo de la pedagogía.
El que educa debe enseñar siempre la verdad, no lo que cree que es la verdad, si cada quien enseñara lo que cree que es la verdad, entonces eso sería subjetivista y se convertiría en relativismo; problema que cómo lo mencionan Berger y Luckmann vivimos en la modernidad, dónde las personas se encuentran en crisis por la pérdida de sentido porque muchas veces desconocen los valores morales y la ley natural, por lo que se confunden con mayor facilidad.
Es obligación en la pedagogía que busque la verdad, que quiera ver y enseñar la verdad para que no suceda la situación en donde una persona creyendo que está haciendo un bien, está dando a entender algo falso que posteriormente afectará su futuro de otra persona e influirá negativamente en la toma de decisiones de esa persona a la que se trato de educar.
Estoy completamente de acuerdo en que también deben existir y respetarse los valores tradicionales y morales que mencionan Berger y Luckmann, porque viene a suceder lo mismo que menciono anteriormente; la pedagogía debe formar con base en esos valores tradicionales, que son verdaderos y están fundamentados en la ley natural.
Nunca hay que olvidar que la pedagogía trabaja con personas a las que debe educar para que se perfeccionen, pero primeramente debe perfeccionarse el pedagogo, que debe estar conciente de lo que es la verdad y la ley natural, basándose siempre en esto para lograr cumplir su objetivo y su deber como pedagogo que es formar logrando que el otro se perfeccione.
En la pedagogía siempre debe haber verdad, no puede enseñar afirmaciones falsas, porque entonces no estas educando, solo estas manipulando.
La pedagogía es hacer siempre con verdad, educar en la individualidad de cada persona, por lo que no podemos repetir una estrategia para muchas situaciones. Me enorgullece decir que considero a la pedagogía más arte que ciencia, por que nuestro trabajo es muy importante y si no lo conducimos por el camino correcto podríamos cometer injusticias que afectarían a otras personas.
El deber de la pedagogía es formar a la persona para que sola pueda encontrar su camino y su vocación y logre perfeccionarse el resto de su vida.
Además la pedagogía tiene mucho de prudencia, que para Aristóteles la prudencia es poder deliberar acertadamente sobre las cosas que nos cusan provecho. Por lo que en la pedagogía para poder actuar, debemos tener siempre prudencia, y no solo con lo que nos causa provecho a nosotros mismos, sobre todo cuando actuamos hacia los demás por lo que debemos siempre tratar de causar provecho en sus vidas y que aprendan a ser prudentes en su actuar. 3
En cuanto al compromiso del pedagogo primero que nada debe ser coherente con lo que la pedagogía es y con lo que aprendió durante el estudio de ésta, por lo que debe estar comprometido a dedicar su vida perfeccionándose y donándose a los demás.
El pedagogo debe estar comprometido con lo que cree y por lo mismo debe educar siempre en la verdad. Se deben formar no solo cabezas, también debe formarse el corazón; por esto el pedagogo debe formar en las personas cabeza y corazón.
Los sentimientos no van en contra de la razón, la razón debe guiarlos y ellos deben estar sometidos a la razón, por lo que no son contrarios. El pedagogo debe formar personas que conozcan y aprendan a manejar sus sentimientos, de esta manera el pedagogo realiza una educación integral.
¿A que me refiero con una educación integral? Pues me refiero a que en la persona, como ya lo mencionaba, coexisten cabeza y el corazón (los sentimientos y la razón), por lo que el pedagogo siempre debe educar de manera integral, contemplando todos los aspectos y ámbitos de la persona para lograr un verdadero desarrollo en la persona y que ésta verdaderamente aprenda y logre perfeccionarse continuamente.
El pedagogo al trabajar directamente con personas tiene una labor muy difícil, pero de igual forma muy gratificante, ya que nuestro trabajo impacta directamente en las personas y de esta manera si nuestra labor es buena lograremos que la persona se perfeccione, peo si nuestra labor es incorrecta podemos marcar sus vidas de forma negativa.
Precisamente porque la labor del pedagogo impacta fuerte y directamente en las personas, el pedagogo debe ser muy prudente en su actuar para que ese impacto jamás se convierta en mera manipulación y siempre sea en beneficio del otro.
En cuanto al poder que tiene el hombre sobre la naturaleza, es ahí uno de los puntos donde el pedagogo debe tener más incidencia y sobre todo por lo que vivimos en esta época. El pedagogo tiene la solución.
¿A que me refiero con que el pedagogo tiene la solución?, pues tan sencillo como que la educación es la mejor herramienta contra cualquier mal. El hombre educado busca su perfección a diario y busca también la de los demás.
No debemos permitir que el hombre desvíe ese poder que puede ejercer sobre la naturaleza y se transforme en lo que vivimos, en donde unos pocos hombres manipulan a todos los demás y donde el hombre se cree completamente dueño de su entorno y se ha atrevido a modificarlo y destruirlo de tal forma que ahora no podemos revertirlo.
El pedagogo debe formar para que cualquier persona desarrolle todo lo mejor que hay dentro de sí; de esta manera una persona bien formada jamás accedería a dañar a los demás para su propio beneficio y tampoco dañaría el espacio donde vive y se desarrolla.
Debemos lograr, es nuestro deber, que el hombre desarrolle un autocontrol, no un control sobre los demás, porque no venimos al mundo a juntar riquezas pasando por encima de cualquiera sin importar las consecuencias; venimos al mundo a perfeccionarnos día a día encontrando nuestra vocación y desarrollarnos continuamente, de esta manera también ayudaremos a los demás y lograremos modificar nuestro entorno de la mejor manera, influyendo positivamente sobre los demás.
Pero no es que sea el final de la humanidad, tenemos la posibilidad de reivindicarnos, y es labor del pedagogo encontrar y ayudar a las personas a encontrar lo mejor de sí, y como ya lo había mencionado, la educación es nuestra opción para salir del error de querer ser todo el tiempo subjetivos y relativistas; hay una verdad y una ley natural que debemos respetar y seguir.
No todo debe ser cuestionado, mucho menos los primeros principios, no es que sea dogma, simplemente si realmente conocemos estos principios entenderemos que éstos son la base de todo lo demás y que seguirlos y vivirlos nos llevarán a la perfección y a la felicidad.
REFERENCIAS:
1.- Berger y Luckmann. "Modernidad, Pluralismo y crisis de sentido". [Consultado el: 27 de noviembre del 2009]. Disponible en: http://moodle.up.edu.mx/moodle/mod/resource/view.php?id=112843
2.- Tomás de Aquino. "Suma Teológica". [Consultado el: 28 de noviembre del 2009]. Disponible en: http://hjg.com.ar/sumat/b/c94.html